Pérdida de control del Estado genera críticas
El giro de la gestión del Teatro Oriente hacia manos privadas
17.05.2011
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Pérdida de control del Estado genera críticas
17.05.2011
“El Teatro Oriente no se va a demoler ni va a cambiar su uso”. Así de tajante es la respuesta del ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke ante las dudas sobre el futuro del tradicional teatro de calle Pedro de Valdivia, en la comuna de Providencia. Poco antes había sido igual de enfático en El Mercurio, donde desmintió la semana pasada los rumores de que el teatro se vendería.
El ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke dice que su objetivo es “velar” por el futuro del Teatro Oriente y que por eso pidió que se lo traspasaran en comodato al Consejo Nacional de Cultura y las Artes (CNCA), aunque sigue siendo propiedad del Instituto de Previsión Social (IPS, ex INP). Sin embargo, sostiene que le traspasará a su vez la gestión a una empresa mediante una licitación, “porque nuestro objetivo no es administrar recintos de este tipo”. Han pasado 18 meses desde que el teatro dejó de operar regularmente y ahora sí, asegura Cruz-Coke, reabrirá sus puertas, primero a cargo de un administrador provisorio y luego a través de la gestión de privados.
La incertidumbre ha generado ruido ambiente, lo que ha obligado al ministro a salir varias veces desde que asumió en marzo de 2010 a desmentir rumores, clarificar y puntualizar. Hasta ahora lo único concreto es que el 8 de febrero pasado se firmó el comodato en el que CNCA recibió el recinto.
Este miércoles el ministro confirmó que el concurso para la licitación de la administración del Teatro Oriente se publicará en septiembre de este año. Antes de la transacción, el inmueble quedará a cargo de un “administrador experto, temporal y provisorio, para que se haga cargo solamente por unos meses”, dijo el ministro a través de un correo electrónico.
A pesar de que la decisión está tomada, los miembros del directorio del Consejo Nacional de Cultura y Las Artes (CNCA) desconocen sus detalles. “Lo vimos en una reunión y quisimos saber qué pasaba, frente a todos los rumores falsos. Porque no se puede vender, si es una propiedad fiscal”, afirma una de las representantes de la sociedad civil en el directorio, la actriz María Fernanda García, quien agregó que “todo esto está muy verde, así que pronto tenemos una reunión y será parte de los temas que se toquen ahí”.
Construido en 1933 por la Caja de Previsión y Estímulo de los Empleados del Banco de Chile, el Teatro Oriente pasó a ser un inmueble del INP cuando éste absorbió decenas de cajas de pensionados en la década de los ochenta. Su administración fue delegada a centros culturales e incluso a la Universidad de Chile, hasta que en 2007, debido a la deuda en sus contribuciones y el mal estado en que se encontraba, el INP volvió a hacerse cargo de él.
La gerencia la asumió Manuel Ahumada, quien junto al INP gestionó la creación de la Fundación Cultural Teatro Oriente. Cuenta que el objetivo era que el inmueble tuviese autonomía y pudiese continuar con su gestión enfocada en mantener un 40% de sus presentaciones gratuitas a la comunidad, y de colaborar sin fines de lucro con instituciones como la Fundación de Orquestas Juveniles, el Sename, Sernam, Ministerio del Trabajo y asociaciones gremiales, todas con libre acceso al uso del teatro. A pesar de que la Fundación adquiere personalidad jurídica a través del decreto Exento nº 3424 del Ministerio de Justicia del 2 de octubre de 2008, ésta nunca funcionó como tal.
Por problemas con la nueva administración del INP, el 31 de diciembre de 2009 Ahumada dejó el cargo de administrador del Teatro Oriente. Desde esa fecha el calendario de presentaciones se hizo intermitente y Ahumada se transformó en una pulga en la oreja de las autoridades, reclamando por que el recinto recuperara sus actividades.
Pero la crisis se agudizó luego del terremoto del 27 de febrero de 2010. Fue entonces que comenzaron los rumores. En abril, la productora que traía a un conjunto de música Celta amenazó con demandar al IPS por incumplimiento de contrato, debido a que el teatro funcionó después del terremoto, pero posteriormente se dijo que debía clausurarse por daños en su infraestructura.
A partir de junio de 2010 el recinto abrió sus puertas de manera esporádica para algunos eventos, pero sin retomar el intenso calendario de actividades que tenía hasta el año anterior, con artistas chilenos, extranjeros y los conciertos de la Fundación Beethoven. Lo concreto es que finalmente, según dicen en el IPS, sólo se requirieron $10 millones para reparar el recinto. En el Ministerio de Cultura confirman que actualmente se encuentra operativo y sin que su estructura revista ningún riesgo para el público.
La situación legal del teatro cambió recién el pasado 8 de febrero, con la Resolución Exenta nº 67 que entregó el comodato del Teatro Oriente al CNCA. Se trata del traspaso del derecho de “uso y goce del bien raíz”, cuyo avalúo fiscal se acerca a los $2.000 millones. Su valor comercial podría hasta duplicar esa cifra debido a su ubicación estratégica en el corazón de Providencia, lo que ha alimentado las sospechas (que el ministro desmiente) de que el recinto pudiera venderse, convirtiéndolo en un negocio inmobiliario.
Tras el comodato, el Consejo ha decidido licitar la gestión cultural del teatro debido a que, en palabras del ministro, no es su rol administrar este tipo recintos y por lo tanto se dejará en manos de expertos. Cruz-Coke no da detalles de las condiciones de la licitación, argumentando que se están preparando las bases, pero sí entrega algunas características generales del proceso que resuelven dudas y también abren preguntas.
Cruz-Coke afirma que la licitación se realizará “a cambio de inversión para modernizar su infraestructura”. Es decir, el beneficio del Estado por la entrega de la administración –por un periodo hasta ahora indeterminado – será el mejoramiento del teatro para dejarlo “bajo estándares de calidad internacionales”. Aunque sin duda éste puede modernizarse, en el último lustro se hicieron inversiones que lo dejaron perfectamente operativo. Cruz-Coke ha dicho que se requiere la enorme cifra de US$5 millones de inversión, sin embargo, en el Ministerio de Cultura reconocen que se trata de un monto estimativo y que no existen aún cálculos precisos.
A Karina Meneses, músico y productora de una compañía de ópera, y quien dio pie a la campaña por redes sociales contra la licitación, lo que más le causa resquemores del anuncio del ministro es la gran inversión que supuestamente se requiere: “No me da confianza, si ya se remodeló, no sé porqué hay que invertir cinco millones de dólares”.
Es la misma pregunta que se hace el ex director del INP Rafael del Campo, quien calcula en más de 400 millones de pesos la inversión dedicada a renovar la infraestructura del teatro que se realizó entre 2007 y 2009. Sólo el primer año se invirtieron 238 millones de pesos en reparación de pisos, pasillos, baños y renovación de cortinas. “En paralelo se encargó al Departamento de Arquitectura del INP un rediseño del inmueble, dentro de eso recuperamos gran parte del estilo histórico”, agrega el ex director de instituto.
Para el ex director del INP, Rafael del Campo, vender o licitar la administración del Teatro Oriente no era un plan de gestión durante su gestión, entre 2006 y 2009: “La idea no era deshacerse del teatro, porque históricamente el teatro había sido adquirido por la caja bancaria, y lo que queríamos era que siguiera jugando un rol en el tiempo, no sólo en manera cultural, porque lo que le interesaba al Ministerio del Trabajo era la labor de seguridad, de derechos laborales, la presencia del instituto, una dimensión de responsabilidad social del INP”.
Hasta que no se conozcan cifras definitivas, una pregunta pendiente es si el Estado hará un “buen negocio” traspasando la gestión a privados de un recinto que era capaz de autofinanciarse. Marcelo Muñoz, actual director de Administración y Finanzas del GAM, fue uno de los encargados de la gestión del Teatro Oriente cuando estuvo bajo el mando de la Corporación Cultural de Parque de los Reyes (hoy Centro Cultural Estación Mapocho) y asegura que durante tres años el recinto tuvo números azules en su operación. Esto es refrendado por Manuel Ahumada y Rafael del Campo con respecto al periodo 2007-2009.
“Lo que corresponde es que el consejo tome el teatro y lo abra a la comunidad artística de Santiago. La idea es que sea autofinanciado y no que sea una carga económica”, opina Ahumada.
Cruz-Coke ha dicho que está conversando con ocho interesados en la administración del recinto. Las ofertas que finalmente se presenten a la licitación darán una idea de qué tan buen negocio puede ser el recinto para los privados. Si bien en su respuesta a CIPER el ministro se refirió explícitamente a “empresas”, el vicepresidente de la Corporación Municipal de Providencia, Osvaldo Rivera, envió el viernes una carta a El Mercurio aclarando que el municipio no ha renunciado a su interés por el teatro. Se trata de una vieja aspiración del alcalde Labbé, que no ha logrado llegar a un acuerdo que le permita gestionar el recinto.
Además de los aspectos económicos, el ministro Cruz-Coke reconoce que el Teatro Oriente debe cumplir con un rol cultural y con beneficiar a los pensionados del IPS, entidad dueña del recinto y que ha invertido dinero en las refacciones.
El nuevo administrador, sostiene el ministro, “debe cumplir con una serie de condiciones que permitan cumplir con el rol social que se condice a la misión del Consejo de la Cultura, que es apoyar el desarrollo de las artes y la cultura, y promover la participación de los chilenos en la vida cultural del país. En lo concreto, el administrador deberá entregarle al Consejo de la Cultura y al Instituto de Previsión Social una cierta cantidad de días para los fines que ambas entidades destinen, acorde a su misión”.
El detalle está en cuántos días se considerarán suficientes para cumplir ese objetivo y si se pondrán condiciones a las tarifas que se cobrarán a los asistentes el resto del tiempo, considerando una de las principales críticas que se hacen a los eventos culturales privados que tienen lugar en Santiago es el alto costo de éstos. A mediados del año pasado, el ministro había dicho también que la cartelera anual sería probada por el CNCA.
Lo único fijado legalmente hasta ahora está contenido en la resolución que traspasa la administración y el uso del Teatro Oriente al CNCA, la misma que impone una serie de obligaciones a ambas partes “para propender a la integración social y mejoramiento de la calidad de vida de los adultos mayores pensionados del IPS”. En el documento se incluye el Convenio de Colaboración entre el Consejo y el IPS y el contrato de comodato, ambos firmados por el ministro Luciano Cruz- Coke y el director nacional del IPS, Juan Bennett Urrutia, válido por los próximos 20 años.
Entre las acciones concretas para beneficiar al IPS están: entregarle un mínimo del 10% de las butacas en la sala de espectáculos para eventos previamente acordados, en al menos 12 eventos al año; facilitar de manera gratuita el teatro al menos 8 días al año al Instituto, para “ceremonias y eventos institucionales”. Se añaden a éstos los compromisos del Consejo de Cultura de “otorgar tarifas preferenciales a los adultos mayores pensionados del IPS para acceder a eventos culturales” y “organizar al menos una vez al año un evento de tipo cultural, dirigido especialmente a los adultos mayores pensionados y usuarios del IPS”, aunque no necesariamente gratuito.
Según explican en el IPS, “el contrato de comodato por definición no genera rentas para el IPS. Aquí lo relevante es que el recinto se administre a través de la institución del Estado más adecuada para ese fin. Por supuesto, se toman todas las medidas para resguardar la integridad de este inmueble y cubrir los gastos que conlleva su uso, los que quedan a cargo de la entidad que lo administre”.
Mientras que durante la administración del INP, la gestión cultural tenía la obligación de garantizar cerca de un 40% de sus presentaciones artísticas con entrada liberada, el comodato no mencionada ninguna iniciativa que asegure la gratuidad.