COLUMNA DE OPINIÓN
Vulnerabilidad urbana y accesibilidad en las comunas con cuarentena parcial
15.04.2020
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COLUMNA DE OPINIÓN
15.04.2020
Usando mapas que integran población en riesgo, servicios sanitarios y centros de abastecimiento, el autor de esta columna cuestiona la cuarentena parcial en la capital. En Puente Alto, explica, la zona en cuarentena tiene muchos hogares pobres y población en riesgo “pero poca disponibilidad de abastecimiento”, por lo que es difícil que se reduzca el flujo de personas desde y hacia zonas cerradas. Similar situación ocurre en Ñuñoa, Santiago y San Bernardo, lo puede expandir el virus a otras comunas. El autor cree que no se consideraron adecuadamente las variables socio urbanas y que la cuarentena parcial puede no ser adecuada para una ciudad segregada y sin sub-centros como Santiago.
El martes 7 de abril, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, anunció una cuarentena parcial en Santiago para enfrentar el Covid-19. Esta medida afecta a la comuna de Puente Alto -desde el 9 de abril- en el sector poniente al eje Concha y Toro; y -a partir del día 13 – a las comunas de Santiago y Ñuñoa al sur del eje Matta-Blanco Encalada y Avenida Grecia respectivamente. Una semana después, se agregó la parte norte de la Avenida Colón en la comuna de San Bernardo; medida que rige desde este jueves 16 de abril a las 22 hrs.
Preocupa aún la falta de claridad sobre los datos que se tuvieron a la vista para tomar esta medida, la que no se ha solucionado pese a que, debido a las críticas, distintas autoridades tuvieron que justificar esta medida. Se puede inferir que se consideraron cuatro grandes variables a partir de estas declaraciones:
1) número de casos; 2) densidad y concentración de los contagiados por número de habitantes; 3) vulnerabilidad hospitalaria y otros criterios demográficos; y 4) la dependencia de una comuna con otras comunas.
En términos generales, se observa una preocupante falta de relevancia entre las variables sociourbanas en la ponderación de la decisión de confinamiento parcial, tales como la vulnerabilidad urbana a nivel etario y de hogares, y la accesibilidad al abastecimiento.
Dada la interdependencia urbana, la cuarentena en algunas zonas y su suspensión en otras, no parece ir en la dirección correcta: la fácil transmisión del virus puede generar nuevos brotes en otros territorios con similar vulnerabilidad y falta de accesibilidad, como El Bosque.
¿Por qué las ciudades y sus características tienen tanta importancia en las medidas sanitarias ante la pandemia?
Por un lado, uno de los desafíos originarios del crecimiento de las ciudades en el siglo XIX se relacionó con la salubridad de los habitantes y el control de epidemias[1]. El avance global del Covid-19 nos pone muy cerca de ese paradigma.
Por otro lado, la fácil transmisión de la enfermedad tensiona la principal característica de las ciudades, que Edward Soja en su libro Postmetrópolis (2002)[2] llamó “sinecismo”: su tendencia a la aglomeración, lo que explica el crecimiento exponencial del virus en grandes metrópolis.
Estos puntos están en el corazón de un intenso debate académico que, en parte, se ha registrado en CIPER y que da cuenta de la importancia de los factores de segregación y desigualdad socioespacial (Vergara et al., 2020)[3]; campamentos y hacinamiento (Palacios, Silva y Vergara, 2020)[4]; y densidad urbana (Greene y Muñoz, 2020)[5]. En definitiva, las variables sociourbanas deberían ser consideradas en las medidas sanitarias, incluso más allá de la determinación de cuarentenas por zonas territoriales.
Considerando la concentración de los viajes hacia la zona oriente del Gran Santiago, se hace poco sostenible la estrategia de focalizar el confinamiento, especialmente con el levantamiento de la cuarentena en la zona nororiente donde se concentra la gran cantidad de empleos.
El análisis de estas dimensiones muestra que en Puente Alto y San Bernardo, la zona poniente (en cuarentena) tiene una alta cantidad de hogares vulnerables y adultos mayores, pero poca disponibilidad de abastecimiento. Es decir, la zona en cuarentena depende de otras zonas de la comuna, por lo que es difícil que el flujo de personas entre las zonas en cuarentena y las que no lo están, se reduzca.
Similar resultado se puede espera en Santiago y Ñuñoa, pero por el motivo contrario: la zona sin confinamiento tiene una proporción considerable de hogares vulnerables y población de riesgo mayores a 61 años, pero poca accesibilidad a supermercados, farmacias, ferias libres y centros de salud. En estas dos comunas es posible que las personas en riesgo necesiten entrar a la zona en cuarentena.
Como argumento principal, se encuentran dos patrones a considerar: una relación entre mayor vulnerabilidad sociourbana y menor accesibilidad para sobrellevar esta cuarentena (sanitaria y abastecimiento) y, dado lo anterior, una dependencia entre ambos sectores a nivel comunal. En lo que sigue se argumentará que esas variables no han sido consideradas en su justa dimensión y explicaremos los problemas que eso ocasionará al combate contra el coronavirus.
¿Cuáles son las características socioespaciales que diferencian a un sector con confinamiento, respecto de otro, que está cruzando la calle y donde no opera esa medida? ¿Cómo comprender las diferentes escalas territoriales (barrio, comuna y metrópolis) en el ámbito de esta pandemia?
Para responder estas preguntas mostraré un análisis territorial de las comunas con cuarentena parcial: Santiago, Ñuñoa y San Bernardo con sus sectores norte-sur, y Puente Alto en el eje poniente-oriente.
Se seleccionaron cuatro variables para analizar y mapear las zonas censales[6] de cada sector con o sin cuarentena por comuna. Las variables se dividieron en dos grupos, para mostrar la vulnerabilidad y dependencia de estos sectores.
El primer grupo considera variables como el porcentaje de adultos mayores y la capacidad de salud, lo que da cuenta la vulnerabilidad de la población con mayor riesgo sanitario.
El segundo grupo está compuesto por el Índice Sociomaterial (ISMT) del Observatorio de Ciudades UC[7]; y los centros de abastecimiento (supermercados, farmacias y ferias libres). Ellos revelan la calidad de vida en los hogares sometidos a cuarentena, así como vulnerabilidad sociomaterial y la dependencia que tienen de otros lugares en la comuna para abastecerse en alimentos y medicamentos.
La tabla 1 muestra cuatro variables de las zonas en cuarentena parcial: la población total que vive allí, la población de más riesgo (más de 61 años), la cantidad de hogares, y la cantidad de hogares vulnerables, identificados como hogares bajo el 40% de indicie sociomaterial (ISMT).
En las comunas de Santiago y Ñuñoa se observa que hay una mayor cantidad de personas y hogares en la zona en cuarentena; también una mayor cantidad de adultos mayores y hogares vulnerables. En Puente Alto y San Bernardo, en cambio, la zona en cuarentena tiene menos personas y hogares, aunque tiene mayor número y porcentaje de hogares con bajo índice sociomaterial.
Sin embargo, resulta preocupante observar la proporción de los sectores con y sin cuarentena en el total de las cuatro comunas. Los sectores sin confinamiento tienen mayor porcentaje de adultos mayores y de vulnerabilidad sociomaterial que las mitades con cuarentena.
La tabla 1 muestra que hay un mayor porcentaje de adultos mayores en Ñuñoa que en la comuna de Santiago. El mapa 1 muestra, sin embargo, que hay una diferencia entre los sectores sur y norte de cada comuna. Esto pone un desafío diferente a ambos municipios respecto al cuidado de la población etaria más vulnerable al Covid-19.
Cuando se incluye la distribución territorial de los centros de salud, se evidencia que la capacidad sanitaria de Santiago queda situada la zona norte, profundizando el riesgo de los adultos mayores de esa zona debido a la previsible circulación de las personas a la zona con cuarentena en busca de atención médica. El mapa 2 grafica la realidad sociomaterial de los hogares en estas comunas, añadiendo los centros de abastecimiento y concentración de personas como supermercados, farmacias y ferias libres.
Además de la diferencia sociomaterial norte-sur, la zona en cuarentena concentra una mayor cantidad de supermercados y farmacias, pero no ferias libres. Por ende, si consideramos que los individuos de la zona sur se mueven en gran parte por su comuna, existiría una fuerte dependencia para abastecimiento del sector con confinamiento parcial.
Mientras tanto, en Puente Alto y San Bernardo, las zonas en cuarentena acumula una alta proporción de adultos mayores (mapa 3). Pero también este grupo etario vulnerable se concentra más en los centros de ambas comunas. La capacidad sanitaria tiene mayor fragilidad en el lado en cuarentena en Puente Alto, caso inverso en la comuna de San Bernardo ya que se concentran estos centros de salud en su sector norte. No obstante, cabe destacar que estas comunas tienen un déficit hospitalario considerando su población: un hospital en Puente Alto (Sótero del Río), y dos en San Bernardo (El Pino y Parroquial).
El mapa 4 muestra que la concentración de hogares en situación de vulnerabilidad sociomaterial está en las zonas de cuarentena, pero también se observa un bajo ISMT otros sectores de las comunas. Cuando se agregan los datos de abastecimiento, se confirma un hallazgo algo preocupante en las cuatro comunas: a mayor proporción de hogares con vulnerabilidad sociomaterial, menor cantidad de lugares de abastecimiento. Por ende, las zonas en cuarentena dependen de los otros sectores de su respectiva comuna donde no se aplica esta medida sanitaria. Esto destaca la interdependencia entre los sectores de estas cuatro comunas junto con sus respectivas diferencias sociourbanas, lo que constituye nuevos desafíos para los territorios comunales.
El examen de las variables sociourbanas permite constatar grandes diferencias entre los sectores de las comunas con cuarentena parcial. Mientras que en Ñuñoa y Santiago las zonas con cuarentena tienen mayores actividades de comercio, los sectores en cuarentena de Puente Alto y San Bernardo son altamente vulnerables, pues cuenta con poca disponibilidad de abastecimiento y alta población en riesgo. Esto revela desafíos distintos, pero con una similitud: la considerable dependencia entre ambos sectores a escala comunal para pasar la cuarentena. Por lo tanto, si en la escala barrial no existe una buena seguridad humana que permita pasar este confinamiento voluntario u obligatorio, existirá de todos modos un flujo entre ambos sectores a nivel comunal.
Al ampliar la mirada en una escala metropolitana y considerando la concentración de los viajes hacia la zona oriente del Gran Santiago, se hace poco sostenible la estrategia de focalizar el confinamiento, especialmente con el levantamiento de la cuarentena en la zona nororiente del Gran Santiago donde se concentra la gran cantidad de empleos y viajes desde otras zonas de residencia[8].
Dada la interdependencia urbana, la cuarentena en algunas zonas y su suspensión en otras, no parece ir en la dirección correcta: la fácil transmisión del virus puede generar nuevos brotes en otros territorios con similar vulnerabilidad y falta de accesibilidad, como El Bosque. Esto ocurre principalmente en una metrópolis como el Gran Santiago, con una fuerte desigualdad y segregación socioespacial (a nivel etario y socioeconómico), con pocos centros urbanos, y barrios marginados en la vulnerabilidad de sus hogares con poca accesibilidad urbana (como los puntos de abastecimiento).
Las iniciativas de focalizar las cuarentenas en ciertos sectores de la ciudad deben ponderar estas variables sociourbanas en su justa importancia e ir apoyando la economía de los hogares para aliviar la cuarentena. De lo contrario, la particular interdependencia de la movilidad urbana que caracteriza a Santiago en diferentes escalas (barrial, comunal y metropolitana) no será compatible con estas medidas sanitarias que tendrían mayor éxito en territorios que tienen muchos centros de destino y menor distancia desde las residencias, menores desigualdades, y con óptimas condiciones sociomateriales en los hogares.
[1] Hall, P. (1996). Ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX. Barcelona: Ediciones del Serbal. Ver capítulo 2 “La Ciudad de la Noche Espantosa”.
[2] Soja, E. W. (2008). Postmetrópolis: estudios críticos sobre las ciudades y las regiones. Madrid: Traficantes de sueños.
[3] Vergara, F., Encinas, F., Aguirre, C., Truffello, R., Correa, J., y F. Ladrón de Guevara. (2020). Ciudad y COVID-19: Desigualdad socio espacial y vulnerabilidad. CIPER Chile. Disponible aquí.
[4] Palacios, P., Silva, G., y F. Vergara. (2020). Viviendas hacinadas y campamentos: dos rostros de la desigualdad frente al Covid-19. CIPER Chile. Disponible aquí.
[5] Greene, M. y J. C. Muñoz. (2020). Pandemia y Densidad Urbana. Disponible aquí.
[6] Según el Instituto Nacional de Estadística, las zonas censales corresponden a una división del distrito central (un territorio que junta estas zonas dentro de una comuna) formada por un conglomerado de manzanas, donde no se debe sobrepasar las 2000 viviendas. Para más información, visite el siguiente documento.
[7] El Índice Sociomaterial OCUC se trata de analizar la pobreza socioeconómica y material de los hogares, a través de la ponderación de tres índices sociomateriales a nivel territorial con datos del Censo 2017: 1) escolaridad del jefe de hogar (como proxy de nivel socioeconómico), 2) materialidad de la vivienda (paredes exteriores, techo y piso) y 3) un índice de hacinamiento según la metodología del Ministerio de Desarrollo Social que considera el número de personas residentes y número de dormitorios. Se considera un hogar como bajo ISMT cuando no supera el 40% al ponderar estos tres criterios. Para más información, visiten la siguiente página del Observatorio de Ciudades UC.
[8] Fuentes, L., Mac-Clure, O., Moya, C., & Olivos, C. (2017). Santiago de Chile: ¿ciudad de ciudades? Desigualdades sociales en zonas de mercado laboral local. Revista Cepal.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
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